LA REINA Y SU CORTE
Era un país muy hermoso, en él siempre brillaba el sol y sus noches eran serenas y tachonadas de estrellas.
El suelo daba sus frutos y los pájaros cantaban alegres en las ramas.
La naturaleza entera era un conjunto de armonía perfecta.
Este país del alma estaba gobernado por una reina cuyo nombre es CARIDAD
Soy la Reina de un país
que se encuentra en lo interior,
toda la persona abarca,
su centro es el corazón.
En él he puesto mi trono
en él quiero yo reinar
y con mi cetro de amor
en él quiero gobernar.
Tengo damas en mi corte
que son para mí un honor
ellas hacen que mi reino
sea de bondad y de amor.
EDUCACIÓN
La primera de estas damas
es su nombre Educación
su cortesía cautiva
a todos el corazón.
Es elegante y es fina
y bella como una flor
de esas que viste en el campo
con tanto mimo el Señor.
Su palabra siempre a punto
es melodiosa canción
que va dejando en los aires
los ecos de una oración.
Y sus gestos y ademanes
son de tanta perfección
cual conjunto de armonía
hecha por el creador.
PRUDENCIA
Pues yo me llamo Prudencia
hermana de Educación
soy el equilibrio mismo
en mi camino hacia Dios.
Soy serena como el alba
y de tanta discreción
como brisa que acaricia
los pétalos de una flor.
Y al mismo tiempo tan firme
como roca que en el mar
nunca han logrado sus aguas
que pudiera vacilar.
HUMILDAD
Yo soy la hermana pequeña
y mi nombre es Humildad
soy feliz de estar oculta
y en silencio trabajar.
Soy como fuente pequeña
que oculta en el matorral
va fecundando los campos
y haciéndolos germinar.
Y como abeja en su celda
que oculta allá en el panal
blanca cera y dulce miel
como regalo nos da.
Hasta mi virtud oculto
y al no verla los demás
se me juzga y califica
de corriente y de vulgar.
Mas yo quiero que mi gloria
sea solo para el buen Dios
y que llegue como incienso
hasta el altar del Señor.
DESPRENDIMIENTO
Soy una dama dichosa
porque tengo el corazón
desprendido de la tierra
y puesto sólo en mi Dios.
Cual torrente impetuoso
todo lo quisiera dar
ir inundando las almas
de paz, de amor y verdad.
Cuanto más voy entregando
es mi tesoro mayor
porque al dar hago vacío
para que me llene Dios.
Voy recorriéndolo todo
buscando siempre entrega
como nube que en la lluvia
ella misma se nos da.
SERVICIALIDAD
Yo me olvido de mi misma
pendiente de los demás
mi nombre lo saben todos
sólo Servicialidad
Alerta como un vigía
puesto allá en el torreón
sabiendo que en mis hermanos
yo sólo sirvo a mi Dios.
Y no importa que el servicio
sea pequeño o sea mayor
pues la rosa y la violeta
dan la misma gloria a Dios.
En mi servicio yo pongo
alegría y prontitud
como los rayos del sol
lo baño todo de luz.
LEALTAD
Siempre alerta y muy sincera
pues me llamo Lealtad
como en las cumbres la nieve
conservo mi dignidad.
Soy como el camino recto
donde es fácil avanzar
el que camina por mí
llega a Dios que es la verdad.
Soy valiente, decidida
dueña de mi libertad
porque nunca la doblez
me ha podido esclavizar.
Al servicio de mi reina
mi nobleza siempre está
alimentando la hoguera
de su ardiente caridad.
CONCLUSIÓN
Cada persona es ese país, que el Señor quiere fecundar, para que en él pueda germinar los frutos de la gracia. Seamos dóciles a la acción del Espíritu Santo. Él, que es amor, implantará en la tierra de nuestro corazón esa gran reina que, secundada por su corte, logrará hacer de nosotros UNA BELLA ROSA DE CARIDAD.
Mª del Carmen Díaz